El fiscal asegura que ellos no pueden impedir que Google recopile, almacene y use los datos de ubicación para su propio beneficio. Junto a esto, la demanda acusa también a Google de emplear «patrones oscuros» destinados a engañar a los usuarios a tomar decisiones que no les benefician. Más específicamente, Racine explica que Google pide a los usuarios que activen el seguimiento de localización para que ciertas aplicaciones funcionen correctamente. En estos casos, se descubrió que los datos de localización no eran necesarios y aun así los pedía.
9,5 millones de dólares es una cifra muy pequeña para una empresa del calibre de Google. De hecho, el trimestre pasado, Google Alphabet logró alcanzar esa cifra en menos de 20 minutos. Si bien el dinero sería el menor de los problemas de Google, esta tendrá que implementar cambios en como gestiona estos datos. Así pues, a los usuarios que tengan determinadas opciones de localización activadas, recibirán notificaciones sobre ellos. En estas se explicará como desactivar cada opción, como eliminar los datos asociados a estas y poner un límite en el que Google almacenará dicha información.
Por otro lado, a los usuarios que se hagan una nueva cuenta en Google, se les informará debidamente sobre que ajustes de localización están activados por defecto y la opción a desactivarlos. Junto a todo esto, Google deberá mantener una página web donde se detallan sus prácticas y políticas sobre el tema. En esta, se deberá explicar con detalle lo que cada opción significa para el usuario y como Google puede acceder, retener o usar dichos datos. Adicionalmente, Google no podrá compartir los datos de localización de un usuario con publicistas de terceros sin el consentimiento del cliente. Por último, tendrá que eliminar los datos de localización que procesan de un dispositivo o de una IP en un plazo de 30 días.
Fuente: elhacker.net