Pero Bard también analizará el contenido privado de los mensajes «para entender el contexto de tus conversaciones, tu tono y tus intereses». Analizará el sentimiento de tus mensajes, «para adaptar sus respuestas a tu estado de ánimo y tu vibración». Y «analizará tu historial de mensajes con distintos contactos para entender la dinámica de tus relaciones… para personalizar las respuestas en función de con quién hables».
Y así llega el próximo campo de batalla de la privacidad para los propietarios de smartphones que aún se están acostumbrando a los permisos de las aplicaciones, las etiquetas de privacidad y la transparencia del seguimiento, y con todos esos escándalos de escuchas del asistente de voz de IA aún frescos en la memoria. El reto de Google será convencer a los usuarios de que esto no abre la puerta al mismo tipo de pesadillas de privacidad que hemos visto antes, donde el contenido del usuario y las plataformas de IA se encuentran.
Habrá otro problema de privacidad menos polémico con las solicitudes de mensajes a Bard. Estos se enviarán a la nube para su procesamiento, se utilizarán para el entrenamiento y puede que sean vistos por humanos, aunque de forma anónima. Estos datos se almacenarán durante 18 meses, y persistirán durante unos días incluso si desactivas la IA, aunque existe la posibilidad de borrarlos manualmente.
Estas solicitudes quedan fuera del cifrado de extremo a extremo por defecto de Mensajes de Google: literalmente, estás enviando mensajes al propio Google. Aunque esto no es polémico, merece la pena tenerlo en cuenta. Al igual que con todos los chatbots de inteligencia artificial generativa, incluido ChatGPT, debes asumir que todo lo que preguntes no es privado y podría volverse en tu contra.
Pero el análisis de mensajes es diferente. Se trata de contenido que (ahora) entra dentro de ese escudo de cifrado de extremo a extremo, en un mundo en el que este tipo de mensajería privada es la nueva normalidad. En este caso, lo ideal sería el procesamiento de IA en el dispositivo, sin que los datos abandonen nunca el teléfono, en lugar de subir el contenido a la nube, donde se puede poner en marcha un mayor procesamiento.
Más info (inglés): Forbes